La geografía, un recorrido histórico
Es habitual que se reconozca que la geografía se consolida como una disciplina científica a lo largo del siglo XIX, y específicamente en sus últimas décadas, en el contexto de la sistematización de las ciencias que impulsa el positivismo. Para sostener esta afirmación se toman en cuenta diversas cuestiones que resultan de la forma de pensar la historia de las disciplinas y que, en último término, remiten a la pregunta acerca de qué es una disciplina científica.
Una de estas cuestiones refiere a la existencia de un conjunto de temas o preocupaciones que son objeto de estudio de la disciplina. Esto nos habla de la definición de un objeto propio de dicha disciplina, y ya veremos que, en el caso de la geografía, se trata de una cuestión problemática, que a lo largo del tiempo ha tenido diversas respuestas.
La existencia de un conjunto de obras que abordan los temas que se consideran objeto de estudio de la disciplina es otra cuestión a ser tenida en cuenta, y gran parte de los estudios sobre lo que podría llamarse “historia de la geografía” (a veces también denominada historia del pensamiento geográfico) se ha abocado al análisis de estas obras, de sus fundamentos filosóficos, sus vínculos con otras disciplinas, los contenidos tratados o las funciones que han cumplido.
Las obras tienen autores, y el estudio de estos autores, de sus biografías personales, su formación y la filiación en relación con marcos filosóficos o ideológicos, es otro de los ejes que estructuran este tipo de análisis. El análisis de las instituciones donde estos autores se desempeñan es también un tema de interés, tanto para conocer el contexto de producción de los mismos, como para comprender el papel que estas instituciones juegan en la reproducción de saberes y prácticas considerados válidos o legítimos.
Por último, aunque no menos importante, los roles y funciones que todos ellos –obras, autores, instituciones– cumplen en la sociedad de cada momento y lugar, también son cuestiones que se consideran a la hora de analizar una disciplina científica. Hablamos entonces de los usos del conocimiento. Así por ejemplo, el para qué se indagan ciertos temas y se produce conocimiento sobre ellos (y no sobre otros) no es independiente de los objetivos e intereses que cada sociedad en general, o cada grupo social con sus diferentes cuotas de poder, tienen y definen como válidos. La consideración de estos usos o funciones del conocimiento también es indispensable para comprender las características que la ciencia adquiere en cada momento.
Así como estas cuestiones permiten definir un momento y unas condiciones específicas en las que la geografía se consolida como una disciplina científica, también permiten ver que esta consolidación no es algo que surge en un momento y por la sola acción de sus actores y en función de las necesidades de ese momento, sino que es también el resultado de un largo proceso en el que temas, autores, obras y funciones se van instituyendo en las distintas sociedades, adquiriendo importancia y conformando lo que algunos estudiosos del tema definen como “tradiciones geográficas” (Livingstone, 1992), esto es, temas de preocupación que pasarán a ser objeto de la ciencia geográfica cuando esta se consolide como tal. Desde esta perspectiva es posible, por otra parte, superar algunas visiones limitadas sobre la consolidación disciplinaria, que centrando excesivamente su interés en los procesos de institucionalización disciplinar (sociedades geográficas, cátedras universitarias o disciplina escolar) descuidan la existencia de estas largas tradiciones, dando lugar a interpretaciones limitadas que, por ejemplo, asocian linealmente la consolidación disciplinar con los intereses sociales del momento.
En este capítulo se abordan estas cuestiones. Interesa fundamentalmente comprender las características de la geografía como disciplina científica, los temas que aborda y la forma en que lo hace en cada momento, los autores más importantes y las funciones que, en cada momento y lugar, cumple la producción geográfica. Pero también interesa ver que, en gran medida, esta disciplina rescata un conjunto de saberes y preocupaciones que son previos a su definición formal como ciencia y que, de alguna manera, atraviesan y acompañan la cultura occidental. Entendemos que esto último es de gran importancia para comprender el papel que la geografía puede tener como contenido educativo.
Por último, es necesario advertir que, tratándose de un recorrido histórico, y en razón también de las necesidades de organizar la exposición, el texto puede sugerir que cada título aborda una “etapa” que es superada por la siguiente. Nada sería más erróneo, ya que los temas y preocupaciones no sólo permanecen sino que cobran nuevos sentidos y mantienen su presencia.
fuente: http://aportes.educ.ar/geografia/nucleo-teorico/recorrido-historico/
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