martes, 22 de junio de 2010

Interpretación del cap. II de Soja, E. (1996) “The trialectics of spatiality”,

Universidad de Buenos Aires
Facultad de Filosofía y letras
Departamento de Geografía
Seminario de Graduación: La modernidad detrás del pensamiento y paradigmas de los geógrafos “clásicos” del siglo XIX y mediados del XX: Elisée Reclús

Por Bárbara Teresa Romano

A lo largo de todo el capítulo “The trialectics of spatiality”, E. Soja se propone explicar el concepto del tercer espacio. Para lograrlo, hace referencia al cuento “El Aleph” de Jorge Luis Borges como una primera aproximación a la interpretación del mismo.
“El Aleph” representa el lugar en donde convergen todos los puntos, y es descubierto en una casa de Buenos Aires que estaba próxima a la venta, en un sótano, bajo una escalera:
“…para terminar el poema le era indispensable la casa, pues en un ángulo del sótano había un Aleph. Aclaró que un Aleph es uno de los puntos del espacio que contiene todos los puntos.
-Está en el sótano del comedor (…)
-¿El Aleph? –repetí
-Sí, el lugar en donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos (…)
-Pero, ¿no es muy oscuro el sótano?
-La verdad no penetra en un entendimiento rebelde. Si todos los lugares de la tierra están en el Aleph, ahí estarán todas las luminarias, todas las lámparas, todos los veneros de luz (…)” (Borges, 1998: 187-188)

Soja utiliza este cuento como un disparador para abordar el concepto del tercer espacio:
“Tridscape: the space where all places are, capable of being seen from every angle, each standing clear (…) a space that is common to all of us yet never able to be completely seen understood, an “unimaginable universe”, or as Lefebvre would put it, “the most general of products” (Soja, 1996: 56)

Es decir, que para Soja el tercer espacio es aquel desde el cual todo se puede interpretar, es el punto donde todo el universo converge, a partir del cual todo se puede comprender; si bien para Soja esto no significa que la realidad se simplifique, que la complejidad de la totalidad no exista, sino que, al contrario, la totalidad no existe porque el conocimiento nunca puede ser completo porque la realidad no es sólo lo que vemos y pensamos, sino lo que no podemos ver o conocer ya que todo se da simultáneamente y no se puede explicar en su totalidad, por lo tanto no es posible llegar a verdades absolutas. Para Soja la totalidad es compleja y para abordar esa complejidad es necesario romper con los dualismos.
Soja se apoya en la teoría de Lefebvre “The production of space” para romper con las rígidas categorías binarias como sujeto-objeto, natural-social, etc. e introduce una tercera categoría: Thirding-as-Othering con el objetivo de abrir una alternativa para desordenar, desconstruir lo construido y rearmarlo dentro de una nueva dinámica que interpreta una realidad más amplia, abierta a la complejidad de la totalidad. Para Soja, pensar trialécticamente permite expandir el conocimiento.
Ahora bien, ¿Qué es pensar trialécticamente?
Para responder esta pregunta, primero es necesario adentrarnos en la, ya mencionada, teoría de Lefebvre.
Lefebvre construye su “The production of space” a partir de tres espacios distintos, que están interrelacionados. Estos espacios son:
-Práctica espacial o espacio percibido, que se relaciona con lo material, lo físico. Es el medio de la actividad humana, de conductas y experiencias (redes, lugares de trabajo, rutas, etc).
-Representación del espacio o espacio concebido, ligado a lo mental, lo subjetivo. Es un espacio propio de los urbanistas, artistas, científicos porque identifican lo que viven, lo codifican, lo representan por signos.
-Espacio de representación o espacio vivido, ligado a la experiencia subjetiva, a simbolismos; es el mundo de la percepción, es el mundo biográfico. Aquí, según Lefebvre, es donde el espacio percibido y concebido se interrelacionan pero esto no se reduce a pensar que sólo el espacio vivido contiene a los otros dos, sino que cada espacio contiene al resto porque los tres constituyen una complejidad:
“Through his critical attack on the double illusion, Lefebvre opens the way to a trialectics of spatiality, always insisting that each mode of thinking about space, each “field of human spatiality –the physical, the mental, the social- be seen as simultaneously real and imagined, concrete and abstract, material and metaphorical. No one mode of spatial thinking is inherently privileged or intrinsically “better” than the others as long as each remains open to the re-combinations and simultaneities of the “real-and-imagined”.” (Soja, 1996: 65)

Para Soja existen dos trialécticas que permiten comprender la complejidad, o por lo menos abordar el pensamiento complejo: la de la espacialidad y la del ser.
Estas trialécticas surgen de la necesidad de la transdisciplinariedad en el estudio de las ciencias sociales; ya que los hechos sociales, los actores sociales, las estructuras, etc. surgen y se desarrollan en estrecha relación con la tercera componente que se agrega a los binarismos tradicionales: el espacio. Es decir que la transdisciplinariedad surge en el “interjuego” simultáneo y complejo de lo histórico, social y espacial.
La trialéctica de la espacialidad comprende los tres espacios mencionados por Lefebvre, y que Soja toma en su texto y los denomina primero, segundo y tercer espacio, respectivamente. Esta trialéctica permite superar las tradiciones dialécticas como espacial-social, espacio-tiempo, porque estar en el mundo, comprenderlo e interpretarlo es pensar trialécticamente (por ejemplo se rompe con el dualismo sociedad-naturaleza porque se socializa la naturaleza una vez que la pongo en uso, es decir tiene historia, que proviene, por ejemplo, de los diferentes usos que le han sido dados a lo largo del tiempo, por las distintas culturas, etc). Por eso ninguno de los tres espacios pueden comprenderse aisladamente, si bien pueden estudiarse en forma separada, porque pensar trialécticamente significa comprender la realidad multidimensionalmente, es decir en forma compleja.
La trialéctica del ser permite superar los dos campos ontológicos del conocimiento: historicidad y socialidad, al incorporarse la espacialidad. La espacialidad es descripta, para Soja, como un producto social y parte integral de la construcción material y estructuración de la vida social.
Cada momento de la trialéctica del ser comprende a los otros dos; porque Ser es estar en el mundo: estar vivo es participar en la producción social del espacio, dar forma y ser formado por la espacialidad, la historicidad y la socialidad.

A modo de conclusión podemos agregar que el tercer espacio no critica al primer y segundo espacio, sino que aporta una nueva visión a través de la incorporación de los tres espacios en una lógica que abre una nueva forma de comprender la realidad trialécticamente.
Esta teoría intenta superar el pensamiento dialéctico a través de la incorporación de una tercera dimensión: el espacio, entendido como un producto de la sociedad y que, por lo tanto, tiene historia y está en constante cambio.
En este sentido, la historicidad, la socialidad y la espacialidad no pueden pensarse aisladamente porque significaría reducir nuestro conocimiento al pensamiento unidimensional, caracterizado por ser incompleto.



Bibliografía
-Borges, J. L. (1998) “El Aleph”, en El Aleph, ed. Alianza, Buenos Aires.
-Soja, E. (1996) “The trialectics of spatiality”, en Thirdspace, Blackwell Publishers